domingo, 27 de julio de 2014

¡FLORIPA SIN LÍMITES!

Por Catherine Bica


En el año 2005, cuando tenía 6 años, viajé junto a mi abuela y mi madrina a Florianópolis, Brasil, durante una semana.

Tras 23 horas de viaje en ómnibus junto a los coordinadores, quienes organizaron juegos dentro de él, llegamos al hotel donde íbamos a instalarnos.
Un rato más tarde, nos esperaba en la puerta del hotel el ómnibus y los coordinadores para empezar el recorrido del día, donde primero fuimos a almorzar a un restaurante, nos dieron la tarde libre para poder disfrutar de las playas, y luego, pasaron por nosotros a las 8 de la noche nuevamente por el hotel para concurrir a una cena show.

Pasaban a recogernos todos los días luego del desayuno, para empezar con la rutina de tal día.

El segundo día, fuimos a pasar gran parte del día dentro del parque acuático “Água Show Park”, donde hay muchas atracciones tanto para niños y adolescentes, como para mayores, es muy recomendable. Toboganes, piscinas temáticas, piscinas infantiles, todo muy disfrutable. Dentro del parque pudimos recorrer una exposición de figuras de aborígenes muy bien presentadas.

Los días restantes concurrimos a lugares como el gran Cristo luz, ubicado en uno de los puntos más altos de Camboriú, a 150 mts de altura, donde más allá de la vista que hay de la ciudad desde ese punto, pudimos sentir la energía del lugar.

Partimos muy temprano en un barco pirata donde todo era pura diversión, música, baile, y guerras de agua entre los barcos recogiendo del mar el agua con baldes, hacia la isla Anhatomirim, pasando también por la bahía de los delfines donde el barco se detiene para poder disfrutar de la belleza inigualable de los delfines saltando a pocos metros del barco como regalo de la naturaleza. Al llegar a la isla hicimos un recorrido conociendo la parte histórica de ella, y luego retomamos el viaje de regreso a la bahía, pero antes se detuvo el barco para que los que eligieran pudieran tirarse al mar durante unos minutos.

También fuimos al parque de diversiones “Beto Carrero”, inmenso, bello, subiendo a infinidad de atracciones, como la torre de caída libre, las montañas rusas, etc.
Junto a los coordinadores se realizo un tour por varias playas, hermosas todas pero cada una con una característica que las distingue.
Cada noche al regresar al hotel teníamos la oportunidad de optar si lo deseábamos por disfrutar de las piscinas de dicho lugar.

En medio de todos estos paseos nos tomamos tiempo para compras de algún souvenir y para nuestro amigo secreto (juego organizado por los coordinadores entre todos los integrantes de la excursión).
El penúltimo día desayunamos en el hotel y partimos de regreso a Montevideo dispuestos a compartir durante el viaje nuestro último día con todo el grupo.

Es un viaje muy recomendable para quienes deseen vivir una semana de playa y sol al mejor estilo brasileño.

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