Por Sofía Crotti
Los músicos habían llegado temprano, los técnicos tenían todo preparado, el público ya estaba afuera.
Solo faltaba una cosa, que la banda saliera a tocar.
En el exterior, miles de personas aguardaban a que la banda diera un show inolvidable para muchos. Se había corrido la voz de que tendrían sorpresas especiales para el recital de aquella noche.
Luego de quince largos minutos para el ansioso e inquieto público, la banda por fin salió al escenario.
El estadio parecía que iba a explotar, el público gritaba, lloraba, y se emocionaba al ver a sus ídolos en el escenario. El frío no fue obstáculo para nadie, las horas de espera en la fila no fueron en vano, los días acampando en la puerta del estadio dieron sus frutos, allí estaban en la primera fila, tan cerca que podían ver cómo a su cantante favorito se le caía una lágrima.
El sueño de miles de chicas uruguayas se estaba cumpliendo, estaban frente a cinco personas que jamás creyeron que verían con sus propios ojos, y no a través de una página de Internet.
La banda inició su colorido concierto con su canción más conocida, y el público comenzó a levantar sus carteles y agitar sus banderas.
Para todos los fanáticos, fueron las mejores dos horas y de sus vidas. Y One Direction prometió volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario