Era un aburrido Domingo de Agosto, estaba cortando cebolla para el almuerzo en la cocina, cuando de repente sentí un ruido muy fuerte.
Mi vecino Pepe tiene un terreno inmenso que da hacia el fondo de mi casa.
Cuando salí a investigar qué lo había provocado,me encontré con un labrador hermoso y gigante urgando en el basurero, decidí que si no encontraba a su dueño , me lo quedaría. Luego de una semana con el perro nuevo en casa al que llamé Ramón, noté que tenía algo inusual .Desde el primer momento me enamoré de él y después de convivir con él una semana entera ya me tenía totalmente encariñada de tal forma que no podría alejarme de él, pero a la vez me di cuenta que no era un perro común.
Decidí dejar de pensar en cosas sin sentido y puse el dvd de mi película favorita para distraerme un rato, pero Ramón que estaba acurrucado en los pies de la cama, habló, pensé que estaba delirando, pero no, volvió a hablar, él me dijo que necesitaba decirme que esa película era una basura, que no la soportaba ni un minuto más.
Impresionada no sabía qué hacer con él, si dárselo a alguna otra familia, si ir a un psiquiatra o quedarme con él aunque hablara….
Mientras todas esas ideas se cruzaban por mi mente Ramón me explicaba que él no era malo ni nada por el estilo, sino que tenía la misión de enseñarme muchas cosas de las que el ser humano no puede darse cuenta..
Y así poder hacer de mí y la gente de mi entorno personas mucho más felices y con muchos más valores.
Yo creo que cuando encontré a Ramón encontré un verdadero amigo fiel, de esos que son para siempre; nunca pensé aprender día a día tanto de un simple perro, que de simple no tiene un pelo.
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