Por Agustina Pesce
Un día, me levanté temprano, desayuné y me fui al liceo. Cuando llegué al liceo, me encontré con mi amiga Martina y me dijo que conoció a un chico y estaba contenta por un lado y por otro triste. Tocó el timbre para hacer la oración, y al llegar a la clase me contó todo.
Toda su historia empezó ayer cuando fue al partido del hermano, en donde lo conoció, era amigo de su hermano menor pero tiene la misma edad que mi amiga, lograron hablar un rato y dijeron que se iban a volver a ver. Todo hasta ahí estaba lo más bien, pero la mala noticia es que el chico no es de Uruguay, es de Argentina. Terminamos las clases del día y nos fuimos cada una a su casa.
A la tarde del mismo día, me conecto al Facebook y veo que tengo una solicitud de amistad y como me lo describió mi amiga, es el chico que conoció ella, se llama Santiago, entonces lo acepto y me habló enseguida y me preguntó si soy amiga de Martina y le dije que sí, entonces me dijo que tenía una noticia muy importante que le tenía que decir a ella. Esa noticia era que habló con su familia de argentina y decidieron venir a vivir a Uruguay. Al día siguiente, cuando llegué al liceo, enseguida se lo conté a mi amiga y se puso muy feliz.
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