Por Ezequiel Rodales
A mí el tren fantasma me trae muchos recuerdos de la niñez, cuando era chico yo a todas esas cosas le tenía miedo, pero cuando subí por primera vez quedé con la boca abierta porque era una vergüenza; los macacos parecían hechos de trapo y después de ahí no me subí más porque era al santo botón pagar una entrada para ver algo que no te da miedo.
Yo hay veces que me preguntaba qué pensarán los extranjeros teniendo ellos atracciones que sí dan miedo.
Cuando escuché la noticia de que iban a sacar el tren fantasma me chocó un poco porque todos nos subimos al tren fantasma alguna vez y nos hemos divertido ver a niños que salían pálidos del susto.
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