jueves, 29 de agosto de 2013

Relato de ficción

Por Alejandro Di Doménico


Iba yo una vez caminando tranquilamente por la Plaza Independencia de Durazno, en plenas vacaciones de verano, con mi primo Francisco. Estábamos yendo a la casa de mi abuela, pero, como a mi primo le vino hambre, fuimos a comer una hamburguesa a un carro de comida de la misma plaza. El problema fue que demoramos un buen rato comiendo y oscureció.
Sin importarnos mucho seguimos nuestro camino a la casa de la abuela. Entonces, después de caminar 7 cuadras nos dimos cuenta de que un hombre nos estaba siguiendo. Empezamos a caminar más rápido, pero ese extraño hombre nos siguió corriendo de atrás. Sentía mucha adrenalina y asumo que mi primo también porque íbamos a una velocidad extremadamente rápida. Doblamos en una esquina para despistarlo, pero sin darnos cuenta terminamos en un callejón, no teníamos escape.
No había salida, estábamos frente a frente con el hombre, que además estaba armado con un arma blanca. Y cuando estaba a tan solo unos metros de nosotros, milagrosamente, respondiendo a nuestros pedidos de ayuda, dos policías que estaban rondando por la zona, saltaron en nuestra ayuda derribando al ladrón. Gracias a Dios no nos pasó nada y llegamos sanos y salvos a la casa de nuestra abuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario