Cuando
el cine europeo desea ser
Hollywood.
Por
Mateo Rodríguez
Rush:
Pasión y gloria (Rush: Passion and glory, Gran Bretaña – Alemania
/ 2013). Dirección: Ron Howard. Con Chris Hemsworth, Daniel Brühl,
Olivia Wilde y Alexandra María Lara.
El
campeonato de Fórmula 1 de 1976 tuvo un final "de película".
No conviene dar detalles sobre su desenlace por si algún espectador
ajeno al automovilismo desconoce aquella historia, pero lo cierto es
que la rivalidad entre dos personalidades y estilos opuestos (el
pragmático y obsesivo piloto austríaco Niki Lauda contra el
arrojado e impulsivo británico James Hunt) y el épico final que se
produjo "pedían" una reconstrucción en todo su esplendor
para la pantalla grande.
Con
un presupuesto inferior al de su exitosa película APOLLO 13 ($32
millones de dólares) y más corta que la misma (120 minutos), Ron
Howard logra encontrar los actores exactos para representar esta
historia real con más precisión, como lo es Chris Hemsworth (el
más conocido de los hermanos Hemsworth) en el papel de Hunt, que
logra casi una “reencarnación” del piloto ya fallecido en la
realidad, tanto con sus diálogos con el perfecto acento inglés como
con sus gestos que le añade credibilidad al momento de enfrentarse
con el que sería su eterno rival en el Gran Prix, el austriaco Lauda
(Daniel Bruhl) que con su habilidad y destreza para conducir los
pequeños bólidos, iniciara una “extraña” relación competitiva
con James Hunt por ver quién de los dos corredores posee más
títulos.
Se
puede decir que en esta película, no solamente se concentra en el
espíritu competitivo, sino que también, en la vida social o “fuera
de la pista” de los corredores. Con esto quiero decir, que Howard,
también le dedica una gran parte de la película a la vida social
tanto de Hunt como de Lauda, debido a que ambos competidores van a
recibir tanto un gran apoyo como decepción de sus esposas.
En
el caso de Lauda, él se va a ver involucrado con Marlene (Olivia
Wilde) una joven de familia burguesa que va a cumplir un importante
papel en la vida del competidor austriaco al momento que el mismo
sufre un grave accidente en una carrera de F1 que le va a costar la
visible deformidad del 80% de su rostro, Marlene va a ser vital para
brindar su apoyo para que Niki vuelva a las carreras.
Por
el lado del británico Hunt, este se va a ver involucrado con Suzy
Miller, una exitosa modelo americana con la que se casará pero, a
consecuencia de la gran cantidad de derrotas consecutivas, se va a
poner en peligro su matrimonio, terminando así en su divorcio en lo
que pondrá al carismático corredor británico en un pozo depresivo
en el que en un corto plazo, y con ayuda de sus compañeros de
equipo, logrará salir y competir volviendo así a ser el eterno
rival de Niki Lauda.
En
esta película, se puede destacar todo. Los giros de narración, en
el dramatismo, y en la credibilidad de cada escena, debido a los
interesantes diálogos durante los enfrentamientos entre ambos
competidores, sumándole los espectaculares y emocionantes efectos
que logra enfocar Howard antes y durante de cada carrera.
Si
bien Rush, está enfocada a representar la “vida competitiva”
entre las leyendas de la Formula 1, el austriaco Niki Lauda y el
británico James Hunt, desde el punto de vista del marketing, se
puede decir que no tuvo una gran trascendencia. Aunque el director
americano realizara importantes tomas (algunas de ellas “muy”
directas) tanto a marcas de autos como lo son Ferrari, Ford, Mercedes
– Benz y también a accesorios para autos como aceites y marcas de
neumáticos para los vehículos (en el caso de Castrol
y Good – Year) no se logró captar
ninguna jugada de marketing, sino que todo lo contrario, se logró
realizar fantásticas tomas de los bólidos.
Más
allá de ciertos estereotipos a la hora de desarrollar la psicología
de los personajes, Rush cumple con lo que promete: hay excelentes
escenas de carreras (los expertos seguramente encontrarán algunos
errores y "licencias históricas") con pequeñas cámaras
instaladas en los lugares más insólitos y la ayuda inestimable de
las imágenes generadas por computadora y acompañadas con
espectaculares efectos de “Slow – motion” y dos personajes
irresistibles y un final de antología, provocan en el espectador una
sensación única, que solo es posible sentirla al presenciar un film
“made in Hollywood”. Asi que a ajustarse los cinturones y dejarse
llevar por la velocidad, la adrenalina y el disfrute de este gran
producción europea.
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